Al abrigo de Punta Barrero y Punta de Lana, en un pequeño estuario que forma la desembocadura del río Chocolate, desde tiempo inmemorial se estableció un refugio para los pescadores que, para defenderse de las incursiones de los piratas nórdicos, construyerons dos fortalezas, conocidas como "El Castillo" y "El Baluarte".
Como la mayoría de los puertos del Cantábrico fue ballenero, habiendo instalada una factoría para la industria ballenera en el "Campo de la Atalaya".
Próximo a este lugar nació D. Álvaro de Navia Osorio, Marqués de Santa Cruz de Marcenado, y en este pueblo murió, el 28 de noviembre de 1811, tras haber arribado por temporal el barco que le transportaba de Gijón a Cádiz huyendo de los franceses, D. Melchor Gaspar de Jovellanos a consecuencia de una pulmonía.
La Cofradía de Pescadores "Nuestra Señora de la Atalaya" cuenta con una moderna lonja y fábrica de hielo.
En este puerto existe Casa del Mar con oficina local del Instituto Social de la Marina.
Para despacho de embarcaciones dependen de la Capitanía Marítima de Luarca.